Un año más. Un verano más. Y mil historias. Mil aventuras. Mil momentos.
Mil cosas que contar a la vuelta, cuando te vuelvas a reunir con esas personas que quizás no has visto mucho, porque no han estado aquí. Mil locuras. Mil alegrías, y quizás algunas penas, pero todo forma parte de este verano.
Que para mí no ha sido por encima de los demás, ni tampoco por debajo, ha sido único a su manera. Quizás un poco aburrido, sí, pero al menos he tenido tiempo de divertirme, de descansar, no mucho, pero de no agobiarme demasiado, de pensar, de reflexionar, y de ir cargada de esas buenas intenciones que todo el mundo hace para la vuelta al cole, pero que nunca se cumplen.
Pero este año, las cumpliré.
El ir todo el verano a una academia me ha hecho ver que no quiero pasarlo igual el que viene. Y las palabras de mi profesor de matemáticas y futuro tutor de: ‘Estás predestinada a repetir cuarto’ me han motivado para superar con creces las notas pasadas, para superar las recuperaciones de octubre, para superar este verano al año que viene, para superar el curso más desahogada que el pasado, para que vea que aunque me haya cogido las difíciles, aunque en parte me hayan obligado, puedo hacerlo, aunque sea con la ayuda de la particular; pero sobre todo, las cumpliré para superarme a mi misma.
Porque será mi último año en el colegio, y no quiero que sea un año agobiado, con exámenes suspensos y mil recuperaciones.
No quiero irme con un mal sabor de boca, ni tampoco repetir, así que…
Aunque seguro que echaré de menos ese colegio, al fin y al cabo llevo allí desde los 4 añitos, pero bueno, la entrada ñoña y nostálgica de despedida del colegio, ya la haré al año que viene, jaja.
Y bueno, una breve entrada, y no muy currada, lo sé, pero mi inspiración, también se ha ido de vacaciones.
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