sábado, 11 de junio de 2011

Dame una razón para vivir

Camino entre las brumas grises, púrpuras y negras, con paso firme, seguro y decidido. La lluvia baña mis brazos descubiertos, un brillo mortecino acompaña cada paso de mis descalzos pies, y mi puño se aferra algo inseguro a un resplandor plateado, seguramente herido de carmesí tiempo después. Mis ojos llenos de oscuridad miran al negro vacío que me rodea, dejando escapar una lágrima. Una vez más, me pregunto a mí misma: ¿Debo… o no?
Vientos del cambio procedentes de voces de ultratumba rozan mis húmedos cabellos. Cierro los ojos y miro hacia arriba, un gris eterno que amenaza con inundarlo todo, desprendiéndose lentamente en forma de gota. Fugaces recuerdos pasan por mi mente. Mis ojos se vuelven a humedecer al recordar un rostro, unos ojos, una sonrisa. De mi memoria viene el recuerdo de una canción. La escucho mentalmente una vez más. Miro al frente, todavía indecisa, cayendo de rodillas a un repentino trozo de hierba púrpura salpicado por rosas azabaches. Lágrimas carmesí recorren mis manos. Un llanto silencioso rasga el filo de un relámpago plateado que ya anida en lo más profundo de mi ser. Un viejo motor que va decelerando muy lentamente, con miedo a quedar olvidado para siempre. Todo deberá suceder una sola vez, después no habrá lugar para arrepentirse de los grises barcos de la monotonía en los que navegué, no habrá antes, no habrá después. Falta de mi noción temporal, vuelvo a evocar un rostro, un nombre. Con dificultad, hago una última petición:

Dame una razón… para vivir.

2 comentarios:

  1. Wow, es precioso el texto, me gusta tu blog, ¡te sigo! (:
    Besos, http://nodiigasqueno.blogspot.com/

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  2. Me encantaa tu blog,te sigo :D
    http://mundoperfectoeirreal.blogspot.com/
    ¿Te pasas?^^

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