viernes, 23 de septiembre de 2011

No había pasado demasiado tiempo, pero sí el suficiente. No habían pasado más que unas semanas, y la historia se repetía, en cambio, era muy diferente.
Nervios, muchos nervios. Impaciencia, ansias de todo, y a la vez de nada. Me dispuse a caminar, hacia el lugar donde tantas veces había estado.
Decidida, confiada, y a la vez con miedo y asustada. No sabía que iba a pasar. No, no tenía ni idea. Lo conocía muy bien, pero sin embargo era incapaz de saber qué pasaba por su cabeza.
Así que tras un corto, pero a la vez largo camino, llegué y llamé al timbre.
Y ahí estaba. Tan guapo como siempre. Tan encantador como siempre.
Yo, fría, con una sonrisa falsa que no podía con ella, la suya no sé si era falsa, verdadera o qué, pero perfecta, esa sonrisa que tanto me gustaba.
Trataba de comportarme como siempre pero no, no podía, era incapaz, no era como siempre, y tenía serias dudas de si volvería a serlo alguna vez.
Juegos. Se concentraba mucho en el juego, y me metía puntos, puntos y más puntos, y trataba de picarme, pero no, no me importaba en absoluto ese juego. No había ido a jugar. Sí a ganar, pero no un partido, sino a ganarme de nuevo ese rincón que antes ocupaba en su corazón.
Intente darle algo de vida a aquella situación que cada vez me resultaba más molesta, dándole un pequeño puñetazo en el hombro, de esos, que estaba segura que me devolvería y terminaríamos pegándonos como dos críos. Pero siguió con cosquillas, y yo inútilmente a él, sabiendo también que no lo conseguiría… Y de repente.. me tumbó sobre el sofá, y el continuaba haciéndome cosquillas. Pero yo ya no las sentía. De pronto me puse nerviosa, y el paró… y poco a poco, no sé como, nuestros labios, se juntaban, como otras tantas veces… pero no era igual, me era como besarlo por primera vez de nuevo. Ni siquiera eso… me era extraño.. no hacía más que unas semanas desde que lo había besado por última vez, pero sin embargo, parecía que habían pasado años.
Me puse feliz. Pensé que al fin esa espera para mí, interminable se iba a acabar, que todo iba arreglarse, así que me deje llevar.
Tras un rato, al parar y ver que no pasaba nada, ninguna señal de que las cosas cambiarían, ni un te quiero, ni nada, me entristecí de nuevo, y lo abracé. Y para mi desgracia.. lo notó. Y trato de hacerme reir con cosquillas de nuevo, y al ver que eso no me animaba me dijo que no pararía hasta que sonriera, que sabía que estaba triste… y fue ahí cuando se me callo el mundo encima, y una lágrima empezo a deslizarse por mi mejilla, pero no, no podía verme… así que escondí mi cara sobre su cuello.
Pasaron los minutos, y allí nada de lo que quería que pasara, pasó. Y ya, me tenía que ir… nos despedimos, y me pidió que lo besara.
-¿Seguro?
-Seguro…
Y de nuevo me perdí en sus labios… y me fui. Cerré la puerta.. y no lo pude evitar, lágrimas empezaron a brotar de mis ojos, todas esas que había aguantado a lo largo de la mañana. No me importaba quién me viera… Solo quería estar sola. Cogí el autobús y me fui lejos, a comer algo, a pesar de mi poca hambre… sola, pensando…. Deseando que al llegar a casa me encontrara un mensaje suyo. Pero no fue así. Fue todo una ilusión… Un espejismo… porque en teoría, él ya no quería saber nada de mí.

1 comentario:

  1. Alaaaa, me has emocionado y todo :'(
    Joo... Bueeno para todo el que lo lea que sepáis que ahora mismo están juntos y son muy felices :D
    jajaja te quiero!

    ResponderEliminar