Y un día, una fuerza que no se sabe muy bien de donde viene te impulsa a buscar una canción, y la escuchas.
Una canción que te encantaba, y aunque no lo recuerdes, te sigue encantando. Una canción que hacía meses que no escuchabas, semanas que ni la recordabas…
Y te pones los cascos, altos, muy altos, a tope, y empiezan a sonar los primeros golpes de batería y melodía de una guitarra eléctrica. En seguida se oye una voz. Tu piel se pone de gallina. Sonrisas, tristeza, nostalgia, alegría… recuerdos. Imágenes son proyectadas en tu mente, en tu corazón, al ritmo de cada nota que viaja de tu mp4, recorriendo los auriculares, para finalmente llegar a tus oídos, haciendote disfrutar de ella como la primera vez.
Tokio Hotel, ¿Cómo os pude abandonar de esa manera?
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