¿Y si nunca dejara de doler?
Heridas que aún supuran extractos de vidas pasadas. Sintiéndolo mucho, todo sigue tan igual como tantas otras veces. Nada ha cambiado salvo la apariencia de niña idiota que aún se dibuja a ratos en mi rostro. Níveo ante tanta falta de comprensión. De sentimientos sacados de debajo de las piedras. Suplicando algún te quiero vano y carente de verdad. Secretos a voces. Duelen tanto como cualquier otra cosa. Volvería a caer tarde o temprano. Más temprano que tarde. Deseosa inseguridad derramándose por los poros de una vieja ilusión. Intentando recuperar el verdader amor, que es el propio, en brazos ajenos y poco apropiados. Miedo a ser, a estar y aparecer. A dejarme de lado. A quererme a ratos. A ni siquiera vivir, a pesar de todo, es lo importante.
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